Halasana, Postura del Arado y sus Beneficios

La postura del arado o Halasana es una asana de yoga  que tiene muchos beneficios para tu organismo.

Aunque a primera vista puede parecer una postura muy complicada, una vez que se practica con la técnica correcta, resulta una asana apta tanto para practicantes avanzados o principiantes.

Es una asana semi- invertida, ya que las caderas se posicionan por encima de la cabeza.

Los beneficios de Halasana o Postura del Arado

Los beneficios de esta postura son muchos y muy variados. A continuación tienes 12 razones para añadirla a tu práctica de yoga en casa:

  1. La postura del Arado estira y tonifica todos los músculos de la espalda, mejorando el riego sanguíneo.
  2. Estimula todos los  nervios espinales y dota de flexibilidad la columna vertebral.
  3. La presión que ejerce sobre la garganta ayuda a regular el funcionamiento de la glándula tiroides.
  4. La presión sobre el abdomen ejerce un saludable masaje sobre todos los órganos abdominales, reactivando su funcionamiento.
  5. Mantener la postura del Arado ayuda a regular el sistema simpático.
  6. En las mujeres, regula el funcionamiento de los ovarios, y, en los hombres influye positivamente sobre la próstata.
  7. Previene la congestión de diversos órganos abdominales.
  8. Combate el estreñimiento.
  9. Previene la aparición de afecciones como la diabetes, constipación, artritis, dispepsia, aerofagias, descalcificación y determinadas mialgias.
  10. Descansa profundamente las piernas, previniendo la aparición de varices.
  11. Mitiga los dolores lumbares y dota de elasticidad a la articulación del hombro.
  12. Combate diversas lesiones de la espina dorsal, el desequilibrio nervioso y la melancolía.

Cómo realizar la Postura del Arado o Halasana:

Postura del arado Halasana-minTumbada en suelo, con las piernas juntas y los brazos a ambos lados del cuerpo, presiona las palmas de las manos contra el suelo y comienza a elevar en el aire las piernas y todo el tronco.

Cuando las caderas se encuentran elevadas a la altura de las escápulas, continúa bajando  las piernas y conduciendo los pies al suelo, por encima de la cabeza.

Sitúa las manos debajo de la nuca y mantén las piernas estiradas controlando la respiración.

Reparte el peso entre los hombros, los pies y los brazos, cuidando de no forzar el cuello y dejándolo libre de peso.

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