El embarazo representa en la mujer una etapa de cambios y expectativas, tanto a nivel fisiológico como a nivel mental y emocional. Se producen en nosotras una infinidad de variaciones que no siempre podemos entender o controlar de la mejor manera.
El embarazo es un proceso que tiene un tiempo de duración definido, es ese proyecto que al emprender no puedes abandonar, lo sabemos quienes vimos cómo donde no había nada ahora existe un gran bulto que alberga vida, y que eso que un día fue sólo una pequeña célula, ya se preparara para salir al mundo a vivir y convertirse en una persona que siente, respira y ama…
Existen muchos libros que nos aconsejan cómo llevar mejor las diferentes etapas de nuestro embarazo; mucho se ha dicho también de la importancia del ejercicio físico, la alimentación y la disminución del estrés durante la gestación.
En mi caso, después de mucho leer, y comparar diversas opiniones de expertos en el tema, decidí quedarme con lo esencial: seguir haciendo lo que me hacía sentir bien antes del embarazo y no temer a los cambios.
Si antes de saber que estaba esperando un bebé ya cuidaba mi alimentación y hacía ejercicio regular, ¿Por qué cambiarlo?
Si antes practicaba yoga como una forma de equilibrar mi cuerpo con mi mente y conseguir un estado de bienestar, ¿por qué no iba a seguir haciéndolo?
El embarazo sólo es una parte más del ciclo vital y si hay que adaptarse a ello, debe hacerse de una manera simple y sin preocupación
El embarazo tiene la particularidad de ser una etapa que puede verse desde muchos prismas. Hay personas que lo enmarcan en una enfermedad, o como un periodo de reposo en el que la mujer es «más que vulnerable», pero esto no es así para todas. Si es cierto que existen casos en los que el embarazo se da dentro de circunstancias especiales y de alto riesgo, pero por lo general suele ser un ciclo natural para el que estamos preparadas instintivamente como cualquier hembra de la naturaleza.
Es por ello que mi decisión de cómo afrontar los 9 meses de embarazo y la preparación de cara al parto nació de la idea del «no miedo».
- No tengo miedo a trabajar hasta el octavo mes de embarazo, no tengo miedo a ir a clases de salsa o danza del vientre, de ponerme boca abajo en una postura de Hatta Yoga, de hacer una clase completa de pilates avanzado ni a tonificar con pesas o pelotas en el gimnasio.
- No tengo miedo a todas las opiniones y comentarios que suelen soltarnos a las embarazadas, porque conozco mi cuerpo y sé hasta donde puedo llegar.
Cómo vivir un embarazo activo, sano y feliz
Está claro que siempre se debe tener un cuidado y sobre todo se debe actuar con sentido común, pero si tuviera que hacer caso a cada persona que piensa que estás «haciendo demasiadas cosas en tu estado» no podría salir de casa en 9 meses.
Yo opté por lo que llaman embarazo activo.
Por otro lado, si mantener una rutina de actividad y no quedarme en el sofá es para mí una manera de liberar tensión y ser feliz, lo que trasmito a mi hija será la misma sensación, por lo que ganamos las dos y eso se nota.
No se si como madres estaréis de acuerdo conmigo en estos aspectos, pero yo seguiré defendiendo una gestación activa, llena de vitalidad, en la que las mujeres seamos consecuentes con nuestros cuerpos y sus capacidades, porque nunca he sido partidaria de parecer débil o víctima de una situación concreta, es más, creo que en este proceso nos volvemos aún más fuertes y capaces.
Los mimos de nuestros seres queridos están muy bien, hay que dejarse querer, pero la sobre-protección ya es otro tema y a mí en particular me acaba agobiando.
Es cierto que en la última fase del embarazo todo se hace más pesado, como primeriza no me lo creía, pero ahora que estoy de 37 semanas y noto cómo mi cuerpo necesita más tiempo de descanso, aguanto menos el calor y dormir resulta una ardua tarea… entiendo que debo bajar un poco el ritmo.
Pero aún así, no dejo de hacer lo que me gusta y me sienta bien:
- salir a caminar o andar por la orilla de la playa.
- nadar una o dos veces en semana.
- hacer mis rutinas de yoga por lo menos tres días a la semana.
- meditar algunos minutos al día.
- bailar salsa cuando me da tiempo a ir a alguna de las clases o simplemente salir a dar un paseo por la ciudad.
En mi caso estas 37 semanas de embarazo han sido maravillosas, con sus días más difíciles y cansados, claro está, pero no puedo quejarme.
He podido trabajar hasta última hora, disfrutar del gimnasio y la playa, controlar mi peso gracias a no estar nunca quieta y vivir el crecimiento de mi hija de una manera natural, dinámica y feliz.
Por ultimo, si estás embarazada, te animo a que busques la mejor manera de llevar tu gestación, sin temor a todo lo que se cuenta por ahí, pues somos mujeres y estamos preparadas para afrontar estos largos meses de cambios de una forma natural y llena de vitalidad.
Disfruta de tu cuerpo y de la maravilla que es ¡crear vida!
Aquí tienes un vídeo de cómo he vivido mi proceso, en este caso con el yoga, desde las primeras semanas hasta el tercer trimestre de embarazo.
Namasté